lunes, 21 de marzo de 2011

"Levántense, no tengan miedo"

Tener miedo hace parte de la misma existencia humana. ¿A vivir o a morir? ¿A lo real o a lo desconocido? ¿A la moral o a los instintos? ¿A Dios o al Hombre? ¿Al enemigo o a nosotros mismos? ¿A las leyes o a la anarquía? ¿A las personas o a la soledad? ¿A las ciudades o al desierto? ¿A la memoria o al olvido? ¿A la fuerza de la naturaleza o a lo sobrenatural? ¿Al sufrimiento o al placer? ¿A la fe o a la ciencia? ¿A la ambición o al conformismo? ¿A querer o a perder? ¿Al odio o a la indiferencia? ¿Al futuro, al presente o al pasado? ¿A dónde nos lleva la razón o a la locura? ¿A lo fugaz o a lo eterno? ¿A aceptar o a imaginar?
En ocasiones de frente  a este sentimiento el Señor nos recuerda siempre: "No tener miedo", varias veces nos lo dice en los Evangelios. Y en el pasaje de la Transfiguración nos lo recuerda: Levantarnos: movernos de la instalación en que nos encontramos, dejar a un lado las comodidades que pueden bloquear nuestra superación. Pero sobretodo... No tener miedo. 
Es una paradoja que se vive en nuestra vida, decimos que somos cristianos pero tenemos temor a enfrentar la vida, a continuar adelante nuestro camino, a no vivir acomodados y sabernos desinstalar. Pero suceden estas cosas porque el mio miedo nos acobarda. Hoy el Señor se nos muestra transfigurado, para que vivamos nuestra cuaresma con alegría, en una perspectiva de esperanza. Mirando el horizonte con ilusión y viviendo las dificultades presentes con la serenidad de que trabajamos por un futuro mejor.
Por eso hay que revisarnos con calma y paciencia, mirar nuestras capacidades y también nuestras limitaciones y llenarnos de fuerza de voluntad para superar todos los obstáculos. Revelate de Cristo esta cuaresma.

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